¡¡¡España campeona del Mundo!!!
|Es un acontecimiento histórico y como tal debe quedar almacenado en toda hemeroteca que se precie.
En 2007 escribí con cierta ironía sobre las pocas opciones que había de tener una Selección absoluta de fútbol campeona. Y lo hice a raíz del triunfo en la Eurocopa sub-17 de los nuestros. Ya tuve que citar aquello cuando, en 2008, España se proclamó campeona de Europa. Y me alegra tener que volver a citarme, volver a celebrar un éxito con los nuestros. Y no un éxito cualquiera sino el mayor que se conoce en el fútbol, lo más grande, lo único que nos faltaba conquistar, ¡el Mundial!
Fue en Sudáfrica 2010, un campeonato que debía ser muy probablemente sudamericano. Desde 1962, el campeón siempre había ido alternándose entre Sudamérica y Europa. Y la edición anterior, Alemania 2006, había sido europea al proclamarse campeona Italia. Parecía que le tocaba a Brasil o Argentina.
Además, el único país capaz de ganar un Mundial fuera de su continente era Brasil. Hasta este acontecimiento, claro está. Ahora mismo se suma España.
Las próximas generaciones no sabrán lo que es el desprecio futbolístico que ha sufrido España desde todas partes del mundo por no haber sido campeona del Mundo. Sin ir más lejos, Gerardo Pelusso declaró que «
España no existe» (un entrenador uruguayo que me recuerda a cuando el Valencia ganó la Liga después de que Valdano dijera que era un equipo «animador del campeonato», pero que no podía ganarlo). Gracioso resultaba leerle antes del Mundial, pero ahora todavía me río más con cada frase de este «experto» entrenador de fútbol.También hubo muchas burlas internacionales cuando perdió España el primer partido del Mundial contra la «todopoderosa» Suiza (con mala suerte, eso sí). Los titulares fueron duros, incluso sarcásticos, como este del diarió Olé argentino: «
¿Candidato? Joder…» (sic). Aunque luego cambiarían la canción a «Joder, qué Campeón» (sic en el título original del artículo, aunque luego lo modificaron) cuando España levantara la Copa ese histórico 11 de Julio de 2010.
Nada pudo hacer la Portugal de Cristiano Ronaldo, uno de los (a priori) favoritos para llevarse el mérito de ser mejor jugador del torneo. Ni Paraguay (valiente y defensiva a la vez), que eliminó en fase de grupos al anterior campeón mundial, Italia, pero que vería cómo Casillas hacía su mejor partido parando un penalty y un ‘mano a mano’. Dos goles de Villa, uno en cada partido, bastaron para pasar a semifinales.
Allí esperaba una jovencísima Alemania, que poco podía parecerse a la que en 2008 perdió con España en la Eurocopa de Austria y Suiza. Llegaban después de un impresionante partido contra la Argentina que dirigía Diego Armando Maradona, otra de las favoritas para ganar el Mundial. La derrotaron por un contundente 4-0. Pero España, con un cabezazo de Puyol en un córner, fue la elegida para llegar a la Final. Rompería así con la Historia, con esa «sucesión lógica» que parecía haberse instaurado en el fútbol mundial. España empezaba a romper las estadísticas:
Holanda jugaba por tercera vez una final de Copa Mundial de fútbol pero estaba como nosotros, sin haber sido nunca campeona. Sabía que el juego de España sólo se podía romper con faltas y patadas antirreglamentarias. La permisividad del árbitro hizo que durísimas entradas intencionadas y sin balón en juego sólo merecieran tarjeta amarilla, favoreciendo así un espectáculo que más parecía kárate que fútbol.
Harían falta dos paradas de San Casillas, sólo ante Robben en ambas ocasiones. Y la prórroga, en la que el cansancio del rival y el buen fútbol de los españoles llevaría a la victoria. Al Olimpo del fútbol, a entrar en el G-8 de la Historia de los Mundiales (sólo Brasil, Uruguay, Alemania, Italia, Inglaterra, Argentina, Francia y España adornan sus vitrinas con este título).
Fue en el minuto 116′ de partido, con un Iniesta que merecía anotar después de haber tenido varias ocasiones a lo largo del encuentro. La asistencia de Cesc Fábrebas pasaría a la Historia y haría que todos recordáramos a Andrés Iniesta como el manchego más ilustre de nuestros tiempos (con permiso del siempre contemporáneo Don Quijote de la Mancha, por supuesto).
Las vuvuzelas (instrumento muy ruidoso y molesto en ocasiones típico de Sudáfrica que sonó durante los partidos del Mundial), el Jabulani (balón imprevisible usado en esta Copa) y hasta la canción del Mundial (el Waka-waka de Shakira), cogieron a partir de entonces los colores rojigualdos de la bandera de España.
Todo ello fue por Dani Jarque y Antonio Puerta (jóvenes futbolistas españoles fallecidos recientemente). Y también por los fracasos cosechados en Mundiales anteriores: por Cardeñosa y su fallo inexplicable ante Brasil en Argentina ’78; por Eloy y su penalty fallado en México ’86; por Míchel y su «me lo merezco» cuando todo iba bien pero que, en el momento de la verdad, tuvo un fallo que costó nuestra eliminación en Italia ’90; por los fallos de Julio Salinas y la sangre de Luís Enrique en USA ’94; por Camacho y la eliminación en Corea-Japón 2002 por culpa del árbitro egipcio Al-Ghandour que nos robó, con todas las letras, en el partido contra los anfitriones. Por todos ellos, y por los aficionados que sufrimos cada una de estas desgracias, ¡España es campeona del Mundo! Desde ahora, y por siempre, nuestros jugadores lucirán con orgullo esa estrella que les acredita como Campeones.